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En opinión: Pueblo, petróleo, precios

En opinión: Pueblo, petróleo, precios

Autor: PANORAMA Online

 Si el precio de producir un barril de petróleo en Venezuela aún está entre los 12 y los 16 dólares, a 40 dólares la pipa aún es un tronco de negocio, con ganancias de entre 60 y hasta 70 por ciento que duplican la tasa de ganancia máxima permitida por la Ley de Precios Justos, que la fijó en 30%.

Esto por si a alguien se le ocurre pensar que Pdvsa está quebrada por la caída de los precios. El petróleo es y seguirá siendo por muchos años un buen negocio. El asunto está en que, por una parte, aún con ganancias de 60 y hasta 70% ya no es suficiente para cubrir las cuentas públicas y, por el otro lado de esa misma moneda, es nuestra casi única fuente de dólares. 

Lo que en Venezuela se ha dado en llamar el socialismo y que debería llamarse el chavismo o la economía tipo Chávez fue posible porque esa doble condición nos era favorable. La pipa de “excremento del diablo” se vendía a 100 dólares promedio y el flujo de caja era una sinfonía de máquinas registradoras.

Pero aún no digo lo medular. El presidente Hugo Chávez cambió radicalmente la distribución del ingreso por petróleo. De acuerdo con voceros del sector empresarial, antes del comandante, de cada 100 dólares que entraban al país 70 se le vendían al sector privado de la economía y el 30 restante se lo reservaba el Estado para las cuentas públicas nacionales.

Con Chávez la relación prácticamente se invirtió y eso permitió que se financiaran las misiones sociales o socialistas, como usted guste en llamarlas, se incluyera a más venezolanos y venezolanas en el Seguro Social, en los sistemas de educación y salud. Se democratizó el acceso a la tierra, la vivienda, las nuevas tecnologías, el trabajo, los negocios y, en general, se aumentaron significativamente las oportunidades individuales y colectivas en todos los ámbitos de la vida, incluyendo el arte, el deporte y la recreación…

Con la pipa a 100 dólares, por ejemplo, el Estado podía comprar maíz blanco en los mercados internacionales sin que el costo real traducido en bolívares se expresara en el precio al consumidor final de harina de maíz. Esa prestidigitación por el que el dólar se vuelve bolívares perdió la magia y es lo que explica que, aunque el Gobierno diga que el kilo de harina para las arepas cuesta 200 bolívares, vos tenéis que comprar el empacado en Colombia hasta en 3.300 bolívares en cualquier choza de Maracaibo.

Mañana, en Viena, y tras meses de negociaciones, la Opep debería acordar un ajuste en la oferta de crudo al que deberían sumarse los productores que no son miembros de la organización y que han manifestado su interés en que se equilibre la oferta con la demanda para que el precio suba.

Pero aun así, aunque la cumbre sea todo un éxito, los precios no volverán a los 100 dólares ni siquiera a los 70 o 80 con los que podrían ajustarse las cuentas públicas nacionales, por una cuestión extraterritorial. Si el precio del petróleo sube más allá de los 50 dólares el barril la producción en esquistos o por fracking, las inversiones en regiones como Alaska, el golfo de México o las costas de África volverían a ser rentables y al mercado entraría mucho más petróleo, lo que haría caer nuevamente los precios.

Las empresas que invierten 50 o 60 dólares para producir un barril por fracking no necesitan de ganancias de 70% u 80% como las que requiere un país como Venezuela, ni pagan los costos ambientales de extraer crudo fracturando mantos rocosos.

¿El pueblo que salvó a Chávez en abril de 2002 y el que salvó a Pdvsa unos meses después de verdad verdaita no está lo necesariamente maduro para entender esta nueva realidad?